«Es necesario que haya representación de mujeres y disidencias en la industria de los videojuegos»
Women in Games Argentina es una comunidad que desde 2019 nuclea a profesionales y aficionadas de una industria históricamente ligada al universo masculino
Así como hace un tiempo se creía que los videojuegos eran cosa mayormente hecha para hombres y niños, también hay un montón de mujeres y personas disidentes trabajando en la industria en diversos rubros y es necesario visibilizarlo para dejar de ignorar las situaciones de abuso, maltrato, sexismo y desigualdad que predominan en el vasto campo profesional del Gaming.
El universo de los videojuegos está desarrollando su potencial y abriendo múltiples caminos y posibilidades laborales en Argentina desde hace ya algunos años. No obstante, se trata de una industria culturalmente ligada a lo masculino y predominantemente machista, advierten profesionales y aficionadas que lo viven en carne propia.
En este contexto, el colectivo Women in Games Argentina (WIGAr) se conformó en diciembre de 2019 para trabajar en pos de una industria donde la inclusión no sea una mera consigna superficial de marketing en las empresas, sino acciones concretas para visibilizar, educar y crear oportunidades de acceso y trabajo para grupos y minorías tradicionalmente en desventaja.
En diálogo con Hablando Claro, Kurara MClara Cattaneo añade que todo el grupo coincide en el deseo general de que «en un futuro no sea necesario que exista WIGAr», cuando la industria ya sea un lugar sano donde todas las personas amantes de los videojuegos puedan formarse, trabajar y participar sin que haya acoso, maltrato, sexismo, y sin casos de denuncias y violencias«.
Pinkwashing: desigualdad encubierta
Kurara cuenta que en la industria del gaming no hay igualdad de oportunidades, «porque si bien hasta cierto punto alcanza con tus conocimientos técnicos y profesionales para adquirir un trabajo, eso se da en la superficie. Después se siguen dando un montón de situaciones que son desfavorables o no están bien adaptadas para otras realidades no heteronormadas».
Kurara manifiesta que en muchas empresas no se respetan las identidades de género o se impide que personas no binarias o de la comunidad LGBTIQ acceda a puestos de trabajo. Estas violencias se invisibilizan dentro de la industria y hay gente que no se anima a denunciar por miedo a no conseguir trabajo después por quedar como personas problemáticas sólo por visibilizar situaciones de maltrato.
Además, no es sorpresivo que se vean obligadas a callar en un contexto donde existen empresas tanto nacionales como internacionales con un amplio historial de abuso, maltrato y sexismo que, a pesar de las denuncias de carácter público, siguen como si nada porque tienen poder, recursos y renombre.
Es en este marco que se da en la industria lo que se conoce como «pinkwashing«, que es cuando las empresas llevan a cabo acciones publicitarias, o en redes sociales, donde se muestran para el exterior como inclusivas y abiertas, mientras que no hacen cambios reales y significantes a nivel estructural dentro de las compañías, en las comunidades de empleados y en los cargos jerárquicos de poder.
Videojuegos como herramientas de cambio
Cualquiera que haya jugado videojuegos alguna vez, así sea de manera muy amateur, conoce que como producto cultural y medio narrativo cada juego cuenta una historia de las que podemos sentirnos parte mientras jugamos. A veces nos encontramos con tramas fascinantes, y otras con narrativas sexistas, machistas o violentas y desconocemos que detrás de eso hay una industria donde se avalan muchas de esas prácticas nocivas en el mismo ámbito laboral.
Si los que crean esas historias son siempre los mismos, hay muchas voces que se pierden y muchas historias que no se cuentan, enfatizan desde WIGAr.
En este marco, la diversidad va más allá de una postura como marca, sino que implica que muchas personas diferentes se puedan expresar a través de la creación de videojuegos, para que muchas personas que los juegan puedan después encontrarse representadas ahí.
Women in Games Argentina tiene una división sub-18 que se llama Girls in Games Argentina donde se abordan temas, oportunidades y problemas más cercanos a esas edades, creando un ambiente en el que las más jóvenes se pueden sentir cómodas y seguras entre un grupo de pares.
Surgida en pandemia, el colectivo se volcó a la virtualidad y pueden encontrarse interesantes ciclos de charlas en su canal de YouTube, donde no sólo tratan la cuestión de género, sino que también visibilizan los múltiples roles que intervienen en la industria del Gaming y a los que se dedican. Debaten, hacen talleres, capacitaciones y orientación vocacional, organizan Game Jams y llevan adelante la tarea de informar, contener y escuchar distintos reclamos y conflictos.
«En WIGAr tenés desde profesionales que están trabajando hace muchos años, hasta personas que son nuevas o que no están en el rubro de videojuegos pero les interesa interiorizarse y empezar a trabajar. Muchas son estudiantes que quieren ver como es la industria por dentro para decidir si quieren formarse para trabajar ahí o no. No somos solamente artistas, programadoras y músicas, sino que hay abogadas, periodistas, traductoras, de todos los géneros habidos y por haber porque la industria del videojuego es inmensa«, detalla Kurara.
De esta forma, Women in Games Argentina nació para hablar sobre lo que la industria silencia desde el poder que concede una visión que histórica y culturalmente invisibiliza el trabajo que mujeres y disidencias llevan a cabo en la creación de videojuegos y en toda la diversidad de actividades y tareas que la rodean. Ojalá algún día no sea necesario contar con un colectivo para que se considere todo ese trabajo, y que el acoso, el maltrato y abuso de poder dejen de predominar en las empresas. Si algo deja en claro esta comunidad es que todxs podemos formar parte de un mundo tan rico y con tanto potencial para el desarrollo económico como el gaming.
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