Qué beneficios tiene el cannabis para tratar la epilepsia

En pacientes con epilepsia refractaria, es decir que no responden a los tratamientos habituales, "la utilización del cannabis ha permitido bajar un 30% o 40% la frecuencia de convulsiones", dijo el especialista Diego Sarasola

En noviembre, Argentina aprobó la Ley de uso medicinal del cannabis, que busca asegurar «el acceso a las terapias de forma segura e informada». Con el mismo fin, este miércoles la ONU eliminó el cannabis de la categoría de drogas peligrosas. Pero, ¿Qué terapia necesita dicha medicina?

El Dr. Diego Sarasola, psiquiatra especialista en neuropsiquiatría y director del Instituto de Neurociencias Alexander Luria, explicó en diálogo con Mitre Córdoba la utilidad y beneficios del cannabis medicinal en los tratamientos contra la epilepsia refractaria.

Se trata de un tipo de epilepsia que no responde a los tratamientos habituales: «De los pacientes que tienen epilepsia, un 30% tienen epilepsia refractaria. Quiere decir que responden a los primeros esquemas de tratamientos».

El profesional especificó que «cualquier tipo de epilepsia que no haya respondido a al menos dos tratamientos de los especialistas se califica como epilepsia refractaria». Y la «evidencia médica» ha demostrado que «pueden mejorarlos sumando el aceite de cannabis a su esquema actual».

Basado en vastos trabajos de investigación científica, Sarasola aseguró que la utilización del cannabis ha permitido «bajar un 30% o 40% la frecuencia de convulsiones y, por lo tanto, la calidad de vida de las personas que presentan estos cuadros».

Además, aseguró que el tratamiento con cannabis medicinal es útil tanto para niños como para adultos, «aunque la evidencia más fuerte es en el uso infantil».

Los beneficios de la regulación argentina

Tras la decisión del Gobierno Nacional de reglamentar en el Boletín Oficial el uso del cannabis medicinal, dos aristas son importantes a tener en cuenta. Por un lado, la capacidad de conseguir el medicamento en nuestro país, y por el otro, la legalidad del autocultivo.

El profesional de la salud contextualizó que «antes había que comprarlo en el exterior y era un trámite más engorroso», ahora, cuando esta reglamentación termine de ponerse en práctica, «será más fácil tanto para el médico como para los familiares».

Sarasola recordó también en la situación de desesperación que se encuentran los familiares de los pacientes con epilepsia refractaria, y le sumó el desgaste que implicaba realizar los trámites para adquirir el cannabis medicinal.

Sobre la posibilidad del autocultivo, el doctor dijo: «creo que no debería ser perseguido penalmente, porque familias que tienen un integrante que padece esta enfermedad busca acceder a esta solución lo más efectiva posible».

Sin embargo, recomendó preferible que pase antes por el Anmat: El autocultivo «no puede garantizar una estabilidad en la molécula al igual que con los productos farmacéuticos».

«Yo creo que el autocultivo convive con esto, porque la gente que lo promueve está honestamente convencida de lo que hace, de que cada vez es mejor», cerró, y agregó: «En mi caso, como médico, voy a tender a recibir productos que se llaman ‘buenas prácticas de manufactura’, porque son los que me dan más garantía de eficacia y seguridad en la elaboración».

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